miércoles, 31 de julio de 2013

GAUTAMA

Ya el sol se había puesto entre el enredo del bosque sobre los ríos.
Los niños de la ermita habían vuelto con el ganado y estaban sentados al fuego, oyendo a su maestro Gautama, cuando llegó un niño desconocido y lo saludó con flores y frutos. Luego, tras una profunda reverencia, le dijo con voz de pájaro:
"Señor Gautama, vengo a que me guíes por el Sendero de la Verdad.
Me llamo Satyakama"
"Bendito seas -dijo el Maestro- ¿Y de qué casta eres, hijo mío? Porque sólo un brahmín puede aspirar a la suprema sabiduría".
Contestó el niño:
"No sé de qué casta soy, Maestro; pero voy a preguntárselo a mi madre".
Se despidió Satyakama, cruzó el río por lo más estrecho, y volvió a la choza de su madre, que estaba al fin de un arenal, fuera de la aldea ya dormida.
La lámpara iluminaba débilmente la puerta, y la madre estaba fuera, de pie en la sombra, esperando la vuelta de su hijo.
Lo cogió contra su pecho, lo besó en la cabeza y le preguntó qué le había dicho el Maestro.
"¿Cómo se llama mi padre? -dijo el niño- Porque me ha dicho el Señor Gautama que sólo un brahmín puede aspirar a la suprema sabiduría".
La mujer bajó los ojos y le habló dulcemente: "Cuando joven yo era pobre y conocí muchos amos. Sólo puedo decirte que tú viniste a los brazos de tu madre Jabala, que no tuvo marido".
Los primeros rayos del sol ardían en la copa de los árboles de la ermita del bosque. Los niños, aún mojado el revuelto pelo del baño de la mañana, estaban sentados ante su Maestro, bajo un árbol viejo.
Llegó Satyakan, le hizo una profunda reverencia al Maestro y se quedó de pie en silencio.
"Dime -le preguntó el Maestro- ¿Sabes ya de qué casta eres?"
"Señor -contestó Satyakama-, no sé. Mi madre me dijo: Yo conocí muchos amos cuando joven, y tú viniste a los brazos de tu madre Jabala, que no tuvo marido".
Entonces se levantó un rumor como el zumbido iracundo de las abejas hostigadas en su colmena. Y los estudiantes murmuraban entre dientes de la desvergonzada insolencia del niño sin padre.
Pero el Maestro Gautama se levantó, trajo al niño con sus brazos hasta su pecho, y le dijo:
"Tú eres el mejor de todos los brahmines, hijo mío; porque tienes la herencia más noble, que es de la verdad".

UN NIÑO

“Una vez el pequeño niño fue a la escuela. Era muy pequeñito y la escuela muy grande. Pero cuando el pequeño niño descubrió que podía ir a su clase con sólo entrar por la puerta del frente, se sintió feliz.
Una mañana, estando el pequeño niño en la escuela, su maestra dijo: Hoy vamos a hacer un dibujo. Qué bueno- pensó el niño, a él le gustaba mucho dibujar, él podía hacer muchas cosas: leones y tigres, gallinas y vacas, trenes y botes. Sacó su caja de colores y comenzó a dibujar.
Pero la maestra dijo: - Esperen, no es hora de empezar, y ella esperó a que todos estuvieran preparados. Ahora, dijo la maestra, vamos a dibujar flores. ¡Qué bueno! - pensó el niño, - me gusta mucho dibujar flores, y empezó a dibujar preciosas flores con sus colores.
Pero la maestra dijo: - Esperen, yo les enseñaré cómo, y dibujó una flor roja con un tallo verde. El pequeño miró la flor de la maestra y después miró la suya, a él le gustaba más su flor que la de la maestra, pero no dijo nada y comenzó a dibujar una flor roja con un tallo verde igual a la de su maestra.
Otro día cuando el pequeño niño entraba a su clase, la maestra dijo: Hoy vamos a hacer algo con barro. ¡Qué bueno! pensó el niño, me gusta mucho el barro. Él podía hacer muchas cosas con el barro: serpientes y elefantes, ratones y muñecos, camiones y carros y comenzó a estirar su bola de barro.
Pero la maestra dijo: - Esperen, no es hora de comenzar y luego esperó a que todos estuvieran preparados. Ahora, dijo la maestra, vamos a moldear un plato. ¡Qué bueno! pensó el niño. A mí me gusta mucho hacer platos y comenzó a construir platos de distintas formas y tamaños.
Pero la maestra dijo: -Esperen, yo les enseñaré cómo y ella les enseñó a todos cómo hacer un profundo plato. -Aquí tienen, dijo la maestra, ahora pueden comenzar. El pequeño niño miró el plato de la maestra y después miró el suyo. A él le gustaba más su plato, pero no dijo nada y comenzó a hacer uno igual al de su maestra.
Y muy pronto el pequeño niño aprendió a esperar y mirar, a hacer cosas iguales a las de su maestra y dejó de hacer cosas que surgían de sus propias ideas.
Ocurrió que un día, su familia, se mudó a otra casa y el pequeño comenzó a ir a otra escuela. En su primer día de clase, la maestra dijo: Hoy vamos a hacer un dibujo. Qué bueno pensó el pequeño niño y esperó que la maestra le dijera qué hacer.
Pero la maestra no dijo nada, sólo caminaba dentro del salón. Cuando llegó hasta el pequeño niño ella dijo: ¿No quieres empezar tu dibujo? Sí, dijo el pequeño ¿qué vamos a hacer? No sé hasta que tú no lo hagas, dijo la maestra. ¿Y cómo lo hago? - preguntó. Como tú quieras contestó. ¿Y de cualquier color? De cualquier color dijo la maestra. Si todos hacemos el mismo dibujo y usamos los mismos colores, ¿cómo voy a saber cuál es cuál y quién lo hizo? Yo no sé, dijo el pequeño niño, y comenzó a dibujar una flor roja con el tallo verde.”

CUENTO PARA PENSAR

En un oasis escondido entre los más lejanos paisajes del desierto, se encontraba el viejo Eliahu de rodillas, a un costado de algunas palmeras datileras.
Su vecino Hakim, el acaudalado mercader, se detuvo en el oasis a abrevar sus camellos y vio a Eliahu transpirando, mientras parecía cavar en la arena.
- ¿Que tal anciano? La paz sea contigo.
- Contigo -contestó Eliahu sin dejar su tarea.
- ¿Qué haces aquí, con esta temperatura, y esa pala en las manos?
- Siembro -contestó el viejo.
- Qué siembras aquí, Eliahu?
- Dátiles -respondió Eliahu mientras señalaba a su alrededor el palmar.
-¡Dátiles!! -repitió el recién llegado, y cerró los ojos como quien escucha la mayor estupidez.
-El calor te ha dañado el cerebro, querido amigo. Ven, deja esa tarea y vamos a la tienda a beber una copa de licor.
- No, debo terminar la siembra. Luego si quieres, beberemos...
- Dime, amigo: ¿cuántos años tienes?
- No sé... sesenta, setenta, ochenta, no sé... lo he olvidado... pero eso, ¿qué importa?
- Mira, amigo, los datileros tardan más de cincuenta años en crecer y recién después de ser palmeras adultas están en condiciones de dar frutos.
Yo no estoy deseándote el mal y lo sabes, ojala vivas hasta los ciento un años, pero tú sabes que difícilmente puedas llegar a cosechar algo de lo que hoy siembras. Deja eso y ven conmigo.
-Mira, Hakim, yo comí los dátiles que otro sembró, otro que tampoco soñó con probar esos dátiles. Yo siembro hoy, para que otros puedan comer mañana los dátiles que hoy planto... y aunque solo fuera en honor de aquel desconocido, vale la pena terminar mi tarea.
- Me has dado una gran lección, Eliahu, déjame que te pague con una bolsa de monedas esta enseñanza que hoy me diste - y diciendo esto, Hakim le puso en la mano al viejo una bolsa de cuero.
- Te agradezco tus monedas, amigo. Ya ves, a veces pasa esto: tú me pronosticabas que no llegaría a cosechar lo que sembrara. Parecía cierto y sin embargo, mira, todavía no termino de sembrar y ya coseché una bolsa de monedas y la gratitud de un amigo.
- Tu sabiduría me asombra, anciano. Esta es la segunda gran lección que me das hoy y es quizás más importante que la primera. Déjame pues que pague también esta lección con otra bolsa de monedas.
-Y a veces pasa esto -siguió el anciano y extendió la mano mirando las dos bolsas de monedas-: sembré para no cosechar y antes de terminar de sembrar ya coseché no solo una, sino dos veces.
-Ya basta, viejo, no sigas hablando. Si sigues enseñándome cosas tengo miedo de que no me alcance toda mi fortuna para pagarte...

LA FUERZA DEL DESEO

El yoga Ramakrishna ilustra, mediante una parábola, la intensidad del deseo que debemos tener:
El maestro llevó al discípulo a las proximidades de un lago.
Hoy voy a enseñarte qué significa verdadera devoción – dijo.
Le pidió al discípulo que entrase con él en el lago y, sujetándole la cabeza, se la empujó bajo el agua.
Transcurrió todo un minuto y, a mitad del segundo, el muchacho comenzó a debatirse con todas sus fuerzas para librarse de la mano del maestro y poder volver a la superficie.
Al final del segundo minuto, el maestro lo soltó. El muchacho, con el corazón acelerado, consiguió erguirse, jadeante.
¡Usted ha querido matarme! – gritaba.
El maestro esperó a que se calmara, y dijo:
- Si hubiera querido matarte, lo habría hecho. Sólo quería preguntarte qué sentías mientras estabas bajo el agua.
- ¡Yo sentía que me moría! ¡Todo lo que deseaba en esta vida era respirar un poco de aire! 
- Se trata de eso exactamente. La verdadera devoción sólo aparece cuando tenemos un único deseo y llegaremos a morir si no conseguimos realizarlo.

EL SABIO

Un sabio, cierta tarde, llegó a la ciudad de Akbar. La gente no dio mucha importancia a su presencia, y sus enseñanzas no consiguieron interesar a la población. Incluso después de algún tiempo llegó a ser motivo de risas y burlas de los habitantes de la ciudad. 

Un día, mientras paseaba por la calle principal de Akbar, un grupo de hombres y mujeres empezó a insultarlo. En vez de fingir que los ignoraba, el sabio se acercó a ellos y los bendijo.

Uno de los hombres comentó:

- "¿Es posible que, además, sea usted sordo? ¡Gritamos cosas horribles y usted nos responde con bellas palabras!". 

"Cada uno de nosotros sólo puede ofrecer lo que tiene" -fue la respuesta del sabio-.

EL PESCADOR

En cierta ocasión iba un ejecutivo paseando por una bonita playa vestido con sus bermudas (de marca), sus gafas de sol (también con marca muy visible), su polo (con mucha marca), su gorra (con marca destacada), su reloj (de marca y carísimo), su calzado deportivo (donde todo era marca), su móvil colgado de la cintura (el móvil con marca y la bolsa en la que colgaba, también) y su gomina en el pelo ( sin marca, pero tan abundante que uno podía adivinarla).
Eran las dos del mediodía cuando se encontró con un pescador que felizmente recogía sus redes llenas de pescado y amarraba su pequeña barca. El ejecutivo se le acercó…
- ¡Ejem! Perdone, pero le he visto llegar con el barco y descargar el pescado… ¿No es muy temprano para volver de faenar?
El pescador le miró de reojo y, sonriendo mientras recogía sus redes, le dijo:
- ¿Temprano? ¿Por qué lo dices? De hecho yo ya he terminado mi jornada de trabajo y he pescado lo que necesito.
- ¿Ya ha terminado hoy de trabajar? ¿A las dos de la tarde? ¿Cómo es eso posible? – dijo incrédulo, el ejecutivo.
El pescador, sorprendido por la pregunta, le respondió:
-Mire, yo me levanto por la mañana a eso de las nueve, desayuno con mi mujer y mis hijos, luego les acompaño al colegio, y a eso de las diez me subo a mi barca, salgo a pescar, faeno durante cuatro horas y a las dos estoy de vuelta. Con lo que obtengo en esas cuatro horas tengo suficiente para que vivamos mi familia y yo, sin holguras, pero felizmente. Luego voy a casa, como tranquilamente, hago la siesta, voy a recoger a los niños al colegio con mi mujer, paseamos y conversamos con los amigos, volvemos a casa, cenamos y nos metemos en la cama, felices.
El ejecutivo intervino llevado por una irrefrenable necesidad de hacer de consultor del pescador:
- Verá, si me lo permite, le diré que está usted cometiendo una grave error en la gestión de su negocio y que el “coste de oportunidad” que está pagando es, sin duda, excesivamente alto; está usted renunciando a un pay-back impresionante. ¡Su BAIT podría ser mucho mayor! Y su “umbral de máxima competencia” seguro que está muy lejos de ser alcanzado.
El pescador se lo miraba con cara de circunstancias, mostrando una sonrisa socarrona y sin entender exactamente adónde quería llegar aquel hombre de treinta y pico años ni por qué de repente utilizaba palabras que no había oído en su vida. Y el ejecutivo siguió:
- Podría sacar muchísimo más rendimiento de su barco si trabajara más horas, por ejemplo, de ocho de la mañana a diez de la noche.
El pescador entonces se encogió de hombros y le dijo:
- Y eso, ¿para qué?
- ¡¿Cómo que para qué?! ¡Obtendría por lo menos el triple de pescado! ¡¿O es que no ha oído hablar de las economías de escala, del rendimiento marginal creciente, de las curvas de productividad ascendentes?! En fin, quiero decir que con los ingresos obtenidos por tal cantidad de pescado, pronto, en menos de un año, podría comprar otro barco mucho más grande y contratar un patrón…
El pescador volvió a intervenir:
- ¿Otro barco? ¿Y para qué quiero otro barco y además un patrón?
- ¿Que para qué lo quiere? ¡¿No lo ve?! ¿No se da cuenta de que con la suma de los dos barcos y doce horas de pesca por barco podría comprar otros dos barcos más en un plazo de tiempo relativamente corto? ¡Quizá dentro de dos años ya tendría cuatro barcos, mucho más pescado cada día y mucho más dinero obtenido en las ventas de su pesca diaria!
Y el pescador volvió a preguntar:
- Pero todo eso, ¿para qué?
- ¡Hombre! ¡¿Pero está ciego o qué?! Porque entonces, en el plazo de unos veinte años y reinvirtiendo todo lo obtenido, tendría una flota de unos ochenta barcos, repito, ¡ochenta barcos! ¡Qué además serían diez veces más grandes que la barcucha que tiene actualmente!
Y de nuevo, riendo a carcajadas, el pescador volvió:
- ¿Y para qué quiero yo todo eso?
Y el ejecutivo, desconcertado por la pregunta y gesticulando exageradamente, le dijo:
- ¡Cómo se nota que usted no tiene visión empresarial ni estratégica ni nada de nada! ¿No se da cuenta de que con todos esos barcos tendría suficiente patrimonio y tranquilidad económica como para levantarse tranquilamente por la mañana a eso de las nueve, desayunar con su mujer e hijos, llevarlos al colegio, salir a pescar por placer a eso de las diez y sólo durante cuatro horas, volver a comer a casa, hacer la siesta,…?
El pescador respondió:
- ¿Y eso no es todo lo que tengo ahora?

DEPENDE DE LA FORMA

Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes.

Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño.

¡Qué desgracia Mi Señor!, exclamó el Sabio, Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.

¡Qué insolencia!, gritó el Sultán enfurecido,
¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!

Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien
latigazos.

Más tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado.

Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:

Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes.

Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño.

¡Qué desgracia Mi Señor!, exclamó el Sabio, Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.

¡Qué insolencia!, gritó el Sultán enfurecido,
¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!

Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien
latigazos.

Más tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado.

Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:

¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido
reservada. El sueño significa que sobrevivirás a
todos vuestros parientes.


Se iluminó el semblante del Sultán con una gran
sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro.

Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:

¡No es posible! La interpretación que habéis
hecho de los sueños es la misma que el primer Sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.

Recuerda bien amigo mío, respondió el segundo
Sabio, que todo depende de la forma en el decir..
uno de los grandes desafíos de la humanidad es
aprender a comunicarse.

De la comunicación depende, muchas veces, la
felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, mas la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas.


La verdad puede compararse con una piedra
preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado.


A los "sultanes" en minúscula" les recomendamos
escuchar, ya que ni ellos son sultanes, ni bestias los otros. Muchos señoritos se escuchan sólo a sí mismos y los demás son sólo, eso, "los demás", pañuelos de usar y tirar o tornillos. Así podrán ganar más dinero y ser más felices junto a los quele rodean.

Familiares y o compañeros de trabajo.
O ¿trabajadores, carne de cañón?

De ti depende.

LOS PEQUEÑOS DETALLES

El alumno, según él, había terminado el cuadro. Llamó a su maestro para que lo evaluara. Se acercó el maestro y observó la obra con detenimiento y concentración durante un rato. Entonces, le pidió al alumno la paleta y los pinceles. Con gran destreza dio unos cuantos trazos aquí y allá. Cuando el maestro le regresó las pinturas al alumno el cuadro había cambiado notablemente.

El alumno quedó asombrado; ante sus propios ojos la obra había pasado de mediocre a sublime. Casi con reverencia le dijo al maestro:

¿Cómo es posible que con unos cuantos toques, simples detalles, haya cambiado tanto el cuadro?

Es que en esos pequeños detalles está el arte. Contestó el maestro.

Si lo vemos despacio, nos daremos cuenta que todo en la vida son detalles. Los grandes acontecimientos nos deslumbran tanto que a veces nos impiden ver esos pequeños milagros que nos rodean cada día. Un ave que canta, una flor que se abre, el beso de un hijo en nuestra mejilla, son ejemplos de pequeños detalles que al sumarse pueden hacer diferente nuestra existencia.


Todas las relaciones, familia, matrimonio, noviazgo o amistad, se basan en detalles. Nadie espera que remontes el Océano Atlántico por él, aunque probablemente sí que le hables el día de su cumpleaños. Nadie te pedirá que escales el Monte Everest para probar tu amistad, pero sí que lo visites durante unos minutos cuando sabes que está enfermo.


Hay quienes se pasan el tiempo esperando una oportunidad para demostrar de forma heroica su amor por alguien. Lo triste es que mientras esperan esa gran ocasión dejan pasar muchas otras, modestas pero significativas. Se puede pasar la vida sin que la otra persona necesitara jamás que le donaras un riñón, aunque se quedó esperando que le devolvieras la llamada.


Se piensa a veces que la felicidad es como sacarse la lotería, un suceso majestuoso que de la noche a la mañana cambiará una vida miserable por una llena de dicha. Esto es falso, en verdad la felicidad se finca en pequeñeces, en detalles que sazonan día a día nuestra existencia.

Nos dejamos engañar con demasiada facilidad por la aparente simpleza. NO desestimes jamás el poder de las cosas pequeñas: una flor, una carta, una palmada en el hombro, una palabra de aliento o unas cuantas líneas en una tarjeta. Todas estas pueden parecer poca cosa, pero no pienses que son
insignificantes.

En los momentos de mayor dicha o de mayor dolor se convierten en el cemento que une los ladrillos de esa construcción que llamamos relación. La flor se marchitará, las palabras quizá se las llevará el viento, pero el recuerdo de ambas permanecerá durante mucho tiempo en la mente y el corazón de quien las recibió.

¿Qué esperas entonces? Escribe esa carta, haz esa visita, levanta el teléfono.

Hazlo ahora, mientras la oportunidad aún es tuya. NO lo dejes para después por parecerte poca cosa. En las relaciones no hay cosas pequeñas, únicamente existen las que se hicieron y las que se quedaron en buenas intenciones...

NO TE PUDE ESPERAR

Una vez un hombre muy afortunado había conseguido la mejor entrevista de su vida: Iba a entrevistar ni más ni menos que a Dios.

Esa tarde el hombre llegó a su casa dos horas antes, se arregló con sus mejores ropas, lavó su automóvil e inmediatamente salió de su hogar. Manejó por la avenida principal rumbo a su cita, pero en el trayecto cayó un chubasco que
produjo un embotellamiento de transito y quedó parado. El tiempo transcurría, eran las 7:30 y la cita era a las 8:00 p.m.

Repentinamente le tocaron el cristal de la ventanilla y al voltear vio a un chiquillo de unos nueve años ofreciéndole su cajita llena de chicles (goma de mascar). El hombre sacó algún dinero de su bolsillo y cuando lo iba a entregar
al niño ya no lo encontró. Miró hacia el suelo y ahí estaba, en medio de un ataque de epilepsia.

El hombre abrió la portezuela e introdujo al niño como pudo al automóvil.

Inmediatamente buscó como salir del embotellamiento y lo logró, dirigiéndose al
hospital de la Cruz Roja más cercano. Ahí entregó al niño, y después de pedir que lo atendiesen de la mejor forma posible, se disculpó con el doctor y salió corriendo para tratar de llegar a su cita con Dios.

Sin embargo, el hombre llegó 10 minutos tarde y Dios ya no estaba. El hombre se ofendió y le reclamó al cielo: "Dios mío, pero tú te diste cuenta, no llegué a tiempo por el niño, no me pudiste esperar. ¿Qué significan 10 minutos para un ser eterno como tú?"

Desconsolado se quedó sentado en su automóvil; de pronto lo deslumbró una luz y vio en ella la carita del niño a quien auxilió. Vestía el mismo suetercito deshilachado, pero ahora tenía el rostro iluminado de bondad.

El hombre, entonces, escuchó en su interior una voz:

Hijo mío, no te pude esperar... y salí a tu encuentro.

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"Nos quejamos de que nuestros días son muy cortos , pero actuamos como si fueran eternos". 

DIOS TE ESPERA

Cuando te levantabas esta mañana, te observaba y esperaba que me hablaras aunque fuera unas cuantas palabras, preguntando mi opinión o agradeciéndome por algo bueno que te haya sucedido ayer.

Pero note que estabas muy ocupado buscando la ropa adecuada para ponerte e ir al trabajo.

Seguía esperando de nuevo, mientras corrías por la casa arreglándote, supe que habría unos cuantos minutos para que te detuvieras y me dijeras "HOLA", pero estabas demasiado ocupado(a). Por eso encendí el cielo para ti, lo llene de colores y dulces cantos de pájaros para ver si así me oías pero ni siquiera te diste cuenta de esto.

Te observé mientras ibas rumbo al trabajo y esperé pacientemente todo el día.

Con todas tus actividades supongo que estabas demasiado ocupado(a) para decirme algo. De regreso vi tu cansancio y quise rociarte un poco para que el agua se llevara tu estrés, pensé en agradarte para pensaras en mí pero enfurecido ofendiste mi nombre, deseaba tanto que me hablaras, aun quedaba mucho tiempo.

Después encendiste el televisor, espere pacientemente, mientras veías el televisor, cenabas, pero nuevamente te olvidaste de hablar conmigo y nada. Te note cansado y entendí tu silencio asó que opaque el resplandor del cielo, pero no te deje a oscuras, lo cambie por un lucero, en verdad fue hermoso, pero no estuviste interesado en verlo.

A la hora de dormir, creo que ya estabas agotado(a). Después de decirle buenas noches a tu familia, caíste en tu cama y casi de inmediato te dormiste, acompañe con música tu sueño, mis animales nocturnos se lucieron, no hay problema, porque quizás no te das cuenta que siempre estoy ahí para ti.

Tengo más paciencia de la que te imaginas. También quisiera enseñarte como tener
paciencia para con otros. TE AMO tanto que espero todos lo días por una oración, el paisaje que hago es solo para ti. Bueno te estabas levantando de nuevo, y otra vez esperar sin nada más que mí amor por ti, esperando que el día de hoy
me dediques un poco de tiempo. Que tengas un buen día !!!!

Tu amigo, DIOS

DA AMOR Y AMOR RECIBIRÁS

Tal vez esto te pasa a ti o alguien muy cerca de ti...
Fue una vez un muchacho, el primero en todo, mejor atleta, mejor estudiante, pero lo que nunca supo fue si era un buen hijo, un buen compañero o un buen amigo. En un día de depresión el muchacho se dejo morir. Cuando iba camino al cielo se encontró con un angel y este le preguntó: "por qué lo hicíste? si sabias que te querían...", a lo que El respondió: "hay veces que vale mas una sola palabra de consuelo que todo lo que se sienta... en tanto tiempo nunca escuché: estoy orgulloso de tí... gracias por ser mi amigo... ni siquiera un te quiero mucho..."
Al quedar pensativo el ángel, el muchacho añadió: y sabes que es lo mas que me duele?", el ángel triste le pregunta: qué?, a lo que él responde: "que todavía espero oírlo algún día...".
Luego de esto el ángel abrazó al muchacho y le dice que no se preocupe por que se acerca a la única persona que siempre le dijo al oído que lo amaba pero el nunca lo escucho, pero lo espera con los brazos abiertos...

Moraleja:
Nunca pierdas la oportunidad de decirle a alguien lo importante que es para tí o pudiera ser demasiado tarde...

sábado, 27 de julio de 2013

EL REY SABIO

Había una vez un rey que respondía con sabiduría todas las preguntas que le hacían; cada súbdito que se presentaba ante él salía con la respuesta justa a su pregunta. 
Cierto día un joven celoso de su sabiduría se propuso tenderle una trampa, iría donde el rey y con pequeño pájaro en su mano le preguntaría si éste estaba vivo o muerto, si el rey decía que estaba vivo, él apretaría al pájaro en sus manos y al abrirlas éste abría muerto... y el rey se habrá equivocado; si contestaba que estaba muerto éste lo dejaría volar... y el rey se habrá equivocado, se sentía orgulloso su plan no podía fallar. 
Fue así que llegó ante el rey y expuso su pregunta: 
- "Dime si éste pájaro que tengo en mis manos está vivo o está muerto" 
El rey luego de mirar al joven a los ojos le respondió: 
- "Querido amigo porqué me preguntas eso a mí si la respuesta está en tus manos".
 

LA CARRETÍA VACIA

Caminaba con mi padre, cuando se detuvo en una curva y, después de un pequeño silencio, me preguntó: 
- ¿Oyes algo más, que el cantar de los pájaros? 
Agudicé mis oídos y algunos segundos después, le respondí: 
- Sí, es el ruido de una carreta. 
- Éso es, - me dijo. - Es una carreta vacía. 
Pregunté a mi padre: 
- ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la hemos visto? 
Entonces, otra vez mas, me mostró su sabiduría: 
- Es muy fácil darse cuenta: "Cuánto mas vacía está la carreta, mayor es el ruido que hace" 
"Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y tratando con superioridad a los demás... O a aquellos, que no pueden estar, sin el estímulo de parlantes o de un televisor, que impiden todo tipo de diálogo, tengo la impresión de oir la voz de mi padre diciendo: 
- "Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace" Y a la vez : "cuánto se regocija el corazón, cuando vemos pasar una carreta repleta de carga preciosa... Silenciosa... Plena.
 

ABRAZAR A LA PERSONA QUE QUIERES Y QUE SU PERFUME QUEDE EN TU PIEL, ES LO MEJOR QUE EXISTE.


LA MEDIA COBIJA

Don Roque era ya un anciano cuando murió su esposa, durante largos años había trabajado con ahínco para sacar adelante a su familia. Su mayor deseo era ver a su hijo convertido en un hombre de bien, respetado por los demás, ya que para lograrlo dedicó su vida y su escasa fortuna. 
A los 70 años Don Roque se encontraba sin fuerzas, sin esperanzas, solo y lleno de recuerdos. Esperaba que su hijo, brillante profesional, le ofreciera su apoyo y comprensión, pero veía pasar los días sin que este apareciera y decidió por primera vez en su vida pedirle un favor a su hijo. Don Roque tocó la puerta de la casa donde vivía su hijo con su familia. - ¡Hola papá! ¡Qué milagro que vienes por aquí! - Ya sabes que no me gusta molestarte, pero me siento muy solo, además estoy cansado y viejo. - Pues a nosotros, nos da mucho gusto que vengas a visitarnos, ya sabes que esta es tu casa. - Gracias hijo, sabía que podía contar contigo, pero temía ser un estorbo. Entonces ¿no te molestaría que me quedara a vivir con ustedes? ¡me siento tan solo! - ¿Quedarte a vivir aquí?, sí... claro... pero no se si estarías a gusto. Tú sabes, la casa es chica, mi esposa es muy especial...y luego los niños.. - Mira hijo, si te causo muchas molestias olvídalo, no te preocupes por mí, alguien me tenderá la mano. - No padre no es eso, sólo que... no se me ocurre dónde podrías dormir. No puedo sacar a nadie de su cuarto, mis hijos no me lo perdonarían... o sólo que no te moleste dormir en el patio... - ¿Dormir en el patio? Está bien. El hijo de Don Roque llamó a su hijo Luis de 12 años: - Dime papá. - Mira hijo, tu abuelo se quedará a vivir con nosotros. Tráele una cobija para que se cubra en la noche. - Sí, con gusto papá... ¿y dónde va a dormir? - En el patio, no quiere que nos incomodemos por su culpa. Luis subió por la cobija, tomó unas tijeras y la cortó en dos partes. En ese momento llegó su padre: - ¿Qué haces Luis? ¿Por qué cortas la manta de tu abuelo? - Sabes papá, estaba pensando... - ¿Pensando qué? - En guardar la mitad de la cobija para cuando tú seas viejo y vayas a vivir a mi casa. 

LAS 3 REJAS

El joven discípulo de un filósofo sabio lo visita y le dice: 
- Maestro, un amigo tuyo estuvo hablando de vos con malevolencia. 
- ¡Esperá! lo interrumpe el filósofo ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme? 
- ¿Las tres rejas? 
- Si. La primera es la VERDAD. ¿Estás seguro de que lo que querés decirme es absolutamente cierto? 
- No. Lo oí comentar a unos vecinos. 
- Al menos lo habrás hecho pasar por le segunda reja, que es la BONDAD. ¿Es bueno para alguien lo que me vas a decir? 
- No. en realidad no. Al contrario ... 
- La última reja es la NECESIDAD ¿Es necesario hacerme saber lo que tanto te inquieta? 
- A decir verdad, no. 
- Entonces, dijo el sabio sonriendo, si no es VERDADERO, ni BUENO, ni NECESARIO, sepultémoslo en el olvido.
 

DIRÁS LO QUE QUIERAS DE MÍ, PERO TE HICE FELIZ EN EL MOMENTO QUE NADIE MÁS LO HACÍA.


LA CHIMENEA

Un joven que había estudiado lógica, acudió a un rabino y solicitó ser instruido en Talmud. 
"¿Lógica?" - preguntó el rabino - "dudo que eso sea suficiente para estudiar Talmud, pero te tomaré una prueba. Supongamos que dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?" "Eso es fácil, el de la cara sucia" - respondió el estudiante "Incorrecto" - dijo el rabino - "el de la cara limpia. Veamos: el de la cara sucia mira al de la limpia y piensa que su cara también está limpia. El de la cara limpia mira al de la sucia y piensa que su cara está sucia, así que él se lava la cara." "No pensé en eso" - admitió el joven - "deme otra oportunidad". "Volvamos a empezar. Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?" - Planteó el rabino. "Recién hemos respondido, aquel con la cara limpia" - contestó el estudiante. "No. Ambos se lavan la cara - dijo el rabino - Aquel con la cara sucia mira al de la limpia y piensa que su cara está limpia también. Pero el de la cara limpia mira al de la sucia, y piensa que su cara también lo está, entonces se lava. Cuando el de la cara sucia ve que el de la limpia lava su cara, él también se lava. Por lo tanto ambos lavan su cara". "No me di cuenta de esa alternativa" - expresó el joven - "deme otra oportunidad". "Está bien. Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?" - Preguntó el rabino. "Ambos lavan su cara" - respondió con énfasis el estudiante. "No. Ninguno de los dos". - Dijo el rabino - "Aquel con la cara sucia mira al de la limpia y piensa que la suya también lo está. El de la cara limpia mira al de la sucia, y piensa que su cara también está sucia. Pero cuando él ve que el hombre de la cara sucia no se lava, él tampoco se lava. Por lo tanto ninguno se lava." "Una última oportunidad y le demostraré que puedo estudiar Talmud" - pidió el joven. "Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?" - Volvió a plantear el rabino. "Ninguno" - exclamó triunfalmente el estudiante. "¿Ves ahora por que la lógica no es suficiente para estudiar Talmud? ¿Cómo es posible que dos hombres que bajan por la misma chimenea, uno salga con la cara sucia y otra con la cara limpia? ¿No ves que la pregunta es tonta? Y si intentas contestar preguntas tontas, tu respuesta será tonta. Así que aprende algo más de lógica antes de que intentes estudiar el Talmud." - Sugirió el rabino. 

UN ÁNGEL Y UN AMIGO

Un ángel no nos escoge, Dios nos lo asigna. 
Un amigo nos toma de la mano y nos acerca a Dios. 

Un ángel tiene la obligación de cuidarnos. 
Un amigo nos cuida por amor. 

Un ángel te ayuda evitando que tengas problemas. 
Un amigo te ayuda a resolverlos. 

Un ángel te ve sufrir, sin poderte abrazar.
Un amigo te abraza, porque no quiere verte sufrir.

Un ángel te ve sonreír y observa tus alegrías.
Un amigo te hace sonreír y te hace parte de sus alegrías.

Un ángel sabe cuando necesitas que alguien te escuche.
Un amigo te escucha, sin decirle que lo necesitas.

Un ángel, en realidad es parte de tus sueños.
Un amigo, comparte y lucha por que tus sueños,
sean una realidad.

Un ángel siempre esta contigo ahí, sabe extrañarnos.
Un amigo, cuando no esta contigo, no solo te extraña,
también piensa en ti.

Un ángel vela tu sueño.
Un amigo sueña contigo.

Un ángel aplaude tus triunfos.
Un amigo te ayuda para que triunfes.

Un ángel se preocupa cuando estas mal.
Un amigo se desvive porque estés bien.

Un ángel recibe una oración tuya.
Un amigo hace una oración por tí.

Un ángel te ayuda a sobrevivir.
Un amigo vive por ti.

Para un ángel, eres una hermosa misión que cumplir.
Para un amigo, eres un tesoro que defender.

Un ángel, es algo celestial.
Un amigo es la oportunidad de conocer lo más
hermoso que hay en la vida,"el amor y la amistad".

Un ángel quiere ser tu amigo.
Un amigo, sin proponérselo, también es tu Ángel.

NO LLORO, PERO ME DUELE. NO TE BUSCO, PERO TE EXTRAÑO. NO TE HABLO, PERO TE PIENSO. NO TE LO DIGO, PERO TE AMO.


EL ERROR MÁS GRANDE

El error más grande lo cometes cuando, por temor a equivocarte, te equivocas dejando de arriesgar en el viaje hacia tus objetivos.

No se equivoca el río cuando, al encontrar una montaña en su camino, retrocede para seguir avanzando hacia el mar; se equivoca el agua que por temor a equivocarse, se estanca y se pudre en la laguna.

No se equivoca la semilla cuando muere en el surco para hacerse planta; se equivoca la que por no morir bajo la tierra, renuncia a la vida.

No se equivoca el hombre que ensaya distintos caminos para alcanzar sus metas, se equivoca aquel que por temor a equivocarse no acciona.

No se equivoca el pájaro que ensayando el primer vuelo cae al suelo, se equivoca aquel que por temor a caerse renuncia a volar permaneciendo en el nido.

Pienso que se equivocan aquellos que no aceptan que ser hombre es buscarse a sí mismo cada día, sin encontrarse nunca plenamente.

Creo que al final del camino no te premiarán por lo que encuentres, sino por aquello que hayas buscado honestamente.

LA PERSEVERANCIA

Nadie llega a la meta con su primer intento, ni se perfecciona la vida con una simple rectificación, de la misma manera que nadie alcanza la altura deseada con un solo vuelo.
Nadie camina por la vida sin haber pisado en falso muchas veces...nadie recoge una cosecha sin trabajar duramente, sembrar la semilla y abonar la tierra.
Nadie mira la vida sin acobardarse en algunas ocasiones, ni se sube a un barco sin temerle a la tempestad, ni llega a puerto sin remar lo necesario.
Nadie siente el amor sin probar sus lágrimas, ni recoge rosas sin sentir sus espinas.
Nadie puede edificar evitando el martillo, ni se cultiva una amistad con Dios, sin renunciar a uno mismo.
Nadie llega a la otra orilla sin pasar a través del puente.
Nadie llega a tener el alma brillante sin el diario pulido de Dios.
Nadie puede juzgar sin conocer primero su propia debilidad.
Nadie consigue su ideal sin haber pensado muchas veces que perseguía un imposible.
Nadie conoce la oportunidad hasta que ésta pasa por su lado y la deja ir.
Nadie llega hasta el pozo de Dios, sin caminar y sufrir la sed del desierto.
“Si tienes claro el objetivo, si todavía conservas algo de fuerza y de voluntad,
si mantienes los ojos puestos en Dios y crees, obedeces y perseveras con fe,
te aseguro, que no dejarás de alcanzar tus sueños”

EXAMEN PARA UNA BUENA VIDA

Una serie de pérdidas traumáticas me había alejado de Dios. Sola, sin trabajo ni sustento. Sin esperanza alguna, intenté quitarme la vida. Recobré el conocimiento en un hospital, donde pasé los siguientes días recuperándome.
Llegó el día de San Valentín. El primero que pasaba sin mi marido. Sentada sola en una sala del hospital, derramé las últimas lágrimas que me quedaban. Pasaron un hombre y una mujer. Se detuvieron y oí que él decía: Espérame un momento. Se acercó, sacó un pañuelo, secó mi rostro bañado en lágrimas y me dio un beso en la mejilla.
Era un paciente al que había conocido la noche anterior. Pero, ¿cómo podía darme un beso alguien que me había visto una sola vez? Era evidente que no tenía malas intenciones, ya que estaba acompañado por su esposa. ¿Qué lo impulsó a besarme? ¿Qué había hecho yo para merecer semejante gesto?
Pasaron unos minutos y pensé: Me han hecho un estupendo regalo, el de la esperanza, y tengo que repartirlo entre los demás. Con esa reflexión, di el primer y pequeño paso para salir del profundo abismo en el que había caído.
Pocos días después, me dieron de alta. Miré lo que quedaba de mis ahorros: apenas unas monedas. En la cocina no tenía más que una caja de polenta y una lata de salsa de tomate. Pensé: Como en los próximos días no comeré otra cosa que polenta con salsa de tomate, será mejor que la prepare toda de una sola vez. Terminé de cocinar y me disponía a sentarme para comer, cuando sonó el timbre de la puerta. Al abrir, me encontré con una joven que parecía a punto de morir de hambre. La acompañaba una niña de cinco o seis años en las mismas condiciones. La muchacha dijo que era refugiada y no encontraba trabajo.
Me preguntó si tenía unas monedas que pudiera darle. Recordé que me quedaban unas pocas. ¿De qué podrían servirle? Unas monedas es todo lo que me queda, respondí. Yo también estoy padeciendo necesidades. Acabo de preparar polenta con salsa de tomate. ¿Quieren pasar y acompañarme?
Madre e hija aceptaron con timidez. Comimos las tres, lo que pensaba iba a ser la comida de varios días, sólo duró un momento. Recordé que me habían regalado una barra de chocolate, que había guardado para momentos de suma necesidad. Se la regalé a la niña, que me agradeció con un abrazo que jamás olvidaré. Me enteré que vivían cerca, así que las invité a volver. Les expliqué que no podía prometerles una mesa abundante de comida, pero compartiríamos lo que tuviera en el momento. Desde entonces no las he vuelto a ver.
Unos días después, vi en el periódico un anuncio en el que ofrecía un empleo. Aunque no reunía los requisitos, ni tenía experiencia, me presenté. Unos minutos después de iniciada la entrevista me hicieron la pregunta más importante de mi vida “¿Le parece bien empezar mañana?” Antes de que pudiera responder, un pensamiento vino a mi mente: ¿Fueron aquellas dos desconocidas mi prueba laboral? Sentí en mi corazón que no sólo había estado en una entrevista de trabajo, sino que había aprobado un examen.
Dios me había demostrado que me amaba, al poner en mi camino a ese hombre que me dio el ánimo que necesitaba en el momento que más lo necesitaba, y luego enviarme a una madre con su hija para ver si era coherente con mi promesa de transmitir amor y esperanza. Cuando lo hice, Dios me bendijo con lo que más necesitaba, un trabajo.
Hoy en día Erica es muy feliz con su trabajo de periodista y comparte con mucho gozo el amor de Dios. Pero además, en su tiempo libre, se viste de payaso y actúa para los niños internados en el hospital. Su labor es impactante y en una entrevista comentó: Me llena de felicidad ver que los niños enfermos, separados de su familia y lejos de su casa, se llenan de ánimo a pesar del sufrimiento y la soledad. Y no cuesta tanto, basta con estar dispuesto a ponerse una nariz roja de payaso y cantar una o dos canciones para ver que esos niños, como sienten y reciben el amor de Dios.

CARTA A UNA MUJER GOLPEADA POR SU ESPOSO.

Esta carta te la escribo mi querido esposo, con las ultimas fuerzas que me quedan después de tener una pequeña riña contigo...Recuerdo cuando nos conocimos lo caballero que eras limpio, elegante, atento educado un hombre como pocos según mis ojos ciegos, y a pesar de tu mala actitud no me daba cuenta de nada y me fui enamorando como loca de ti, dependía de tus caprichos, ya sabes educada a la antigua con moral y con prejuicios, tú para conjugar todo me regalaste ilusiones, miles de estrellas y buenos deseos sin duda me convenciste que eras con quien deseaba pasar el resto de mi vida.

Una tarde toda ilusionada enamorada y vestida de blanco recorrí el Sendero para llegar a ti, con la esperanza que nuestro mundo seria siempre de color de rosa, y llego el tan ansiado “Hasta que la muerte nos separe” todos aplaudieron, tus ojos brillaron ilusa si, sellaste el pacto con Besos de Sangre invisible... Fiesta y solo 2 semanas de vida armoniosa, porque una mañana te enojaste pues tu camisa preferida no estaba planchada, ahí comenzó todo, me golpeaste y saliste apresurado, pensé tengo la culpa por no tener su ropa limpia y te perdone; como si nada hubiera pasado a ti por la noche me entregue aun con el cuerpo adolorido.

Este mal trato fue más continuo con la llegada de los niños, pues te incomodaban sus gritos, sí, ni dudarlo corazón eras precavido me golpeabas diciéndome que “Era la forma de demostrarme tu cariño” y yo lo creía, necesitaba hacerlo, porque te amaba y no podía dejarte, la maldita excusa de siempre ¿ Que dirán de mi ? o los niños están Pequeños necesitan a su papá, y siempre te justificaba por no aceptar que era mi cobardía a enfrentar la vida en soledad, por lo que en verdad no te abandonaba, además el juramento y la alianza de que nos separe la muerte ¿ como romperlo ? Si esta vida la había elegido YO nadie me forzó.

A veces tus golpes ya no me dolían fuiste cruel y yo cobarde, hicimos de esto una rutina, me pegabas como para reafirmar jerarquía, tú eres el que manda soy tu mujer y tengo que obedecer, nada ni nadie nos podía separar creo que en lugar de casarnos, no note que para ti fue comprarme para tener sirvienta y prostituta gratis, no una mujer para amar y compartir.

Esta noche me golpeaste como nunca en el vientre, la cara todo el cuerpo y casi me desvanecí, te asustaste y saliste despavorido, yo tome fuerzas de nada y salí a denunciarte ( que tarde ) pues a media calle, esta mi cuerpo inconsciente y mientras me llevan al hospital voy pensando que es verdad, solo la muerte nos va a separar, una promesa que cumpliremos; una muerte que loca y ansiosa en tus manos fui a encontrar y todo por amarte y ser cobarde, no tolerar el ¿ que dirán? Si eso es, ahora llego el fin y veo a mis hijos que lloran les han anunciado mi fallecimiento, no los puedo consolar, y me pregunto ¿ porque no te deje el primer dia que me golpeaste? ellos hubieran sido felices y no tan temeroso de ti y de mi....Ya se va y acaba el sufrimiento ahora lloras he imploras mi perdón, llevando a mi tumba flores como cuando éramos novios ¿ para que ? esas no las quería ni en vida, solo anhelaba tus caricias y tu aceptación, y solo obtuve tus golpes y mi propia humillación.

Te dejo amor mío, por fin la muerte nos separó ( cumplí a cabalidad la promesa) eres libre, solo te pido que ya no golpees a nadie; mi cuerpo y mi alma por fin ya no sienten dolor.

EL NIÑO SIN CORAZÓN

Una vez conocí un niño
Que siempre triste andaba
Con pesar difícilmente caminaba

Nadie sabia cual era la pena
Que tan secretamente
guardaba
Ni porque de llorar no paraba
La melancolía que a este niño acongojaba
no era otra
sino la de un niño sin amor

Su corazón roto estaba
por una niña ingrata
que su amor rechazaba

Pálido y gris estaba
por la intensa tristeza que guardaba

Un peculiar día
en el que los pájaros cantaban
el a ella se acerco

Su corazón roto y cansado le entrego
Al ver su mirada el concibió
las esperanzas de que quizás ella lo amaba.

Pero ella lo sorprendió
con la frialdad
con que exprimió
su pobre y triste corazón
Desde entonces el niño duro y amargado
se volvió
y lo llamaron
el niño sin corazón"

EL ÁRBOL TRISTE.

Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol 

profundamente triste. El pobre tenía un problema: No sabía quién era. 

Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano:

- Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. ¿Ves qué fácil es?

- No lo escuches, exigía el rosal, es más sencillo tener rosas y ¿Ves qué bellas son?.

Y el árbol desesperado intentaba todo lo que le sugerían y, como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:

- No te preocupes, tu problema no es tan grave. Es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución: no dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas... sé tú mismo, conócete y, para lograrlo, escucha tu voz interior. - Y dicho esto, el búho desapareció.

- ¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...? , se preguntaba el árbol desesperado, cuando, de pronto, comprendió...

Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:

Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble y tu destino es crecer grande y majestuoso, dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión: cúmplela.

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.

Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.

Yo me pregunto al ver a mi alrededor...

- ¿Cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer?

- ¿Cuántos serán rosales que, por miedo al reto, sólo dan espinas?

- ¿Cuántos naranjos que no saben florecer?

En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar...

No permitamos que nada ni nadie nos impida conocer y compartir la maravillosa esencia de nuestro ser. dèmonos ese regalo a nosotros mismos y también a quienes amamos.

TE FELICITO, OLVIDAS RÁPIDO.


SERÉ BREVE: TENGO GANAS DE TI


SÓLO YO SÉ MI HISTORIA, SÓLO YO PUEDO JUZGARME, CRITICARME Y APLAUDIRME..


LA FLOR DE LA HONESTIDAD.

Cuenta una leyenda que por el año 250 A.C., vivía en China, un príncipe que estaba a punto de ser coronado emperador, pero de acuerdo con la ley, antes de ser coronado, debía casarse.
Sabiendo esto, decidió hacer un concurso entre las muchachas de la corte para ver quién podía ser digna de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y les lanzaría un desafío.
Una anciana que servía en el palacio, escuchó los comentarios sobre los preparativos y sintió tristeza porque sabía que su joven hija tenía un profundo amor por el príncipe. Cuando llegó a casa, le contó a su hija los planes del príncipe y ella sin dudarlo le dijo que también quería participar en la prueba.
La anciana no podía creerlo y le dijo: ¿Hija mía, qué vas a hacer allá? Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza. Sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura.
La hija respondió: No, te preocupes querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Yo sé que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos cerca del príncipe y con esto ya me conformo. Por la noche la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las jóvenes más bellas del lugar, vestidas con sus mejores ropas y con las más brillantes joyas.
Entonces, el príncipe anunció el desafío: Daré a cada una de ustedes una semilla. Aquella que me traiga la flor más bella dentro de seis meses será la escogida, se convertirá en mí esposa y futura emperatriz de China.
La propuesta del príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, sean: flores, costumbres, amistades, relaciones, etc.
El tiempo pasó y la dulce joven, como no tenía mucha habilidad en el arte de la jardinería, cuidaba con mucha paciencia y ternura su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado. Pasaron tres meses y la semilla seguía como el primer día. La joven intentó todos los métodos que conocía pero nada ocurrió. Día tras día veía más lejos su sueño, sin embargo, su amor era cada día más profundo. Finalmente pasaron los seis meses y nada brotó de aquella semilla.
De todas maneras, la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordada, sólo para estar cerca del príncipe por unos momentos. El día llegó, sus manos estaban vacías, mientras todas las otras pretendientes tenían una hermosa flor en sus manos. Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe observó a cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. Después de pasar por todas, una a una, anunció su resultado.
La bella joven de las manos vacías sería su futura esposa. Todos los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones. Nadie entendía por qué él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada.
Entonces, con calma el príncipe lo explicó: Esta muchacha, es la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse en mi esposa y emperatriz, porque todas las semillas que os entregué eran estériles.
Jesús te dice: “Finalmente, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno; piensen en todo lo que se reconoce como una virtud, y en todo lo que es agradable y merece ser alabado. Practiquen todas las enseñanzas que les he dado, hagan todo lo que me vieron hacer y me oyeron decir, y Dios, que nos da su paz, estará con ustedes siempre”. Filipenses 4: 8/ 9

AMAR & NO SER AMADO.

Duele amar a alguien y no ser correspondidos, 
pero lo que es más doloroso es amar a alguien 
y nunca encontrar el valor para decirle a esa 
persona lo que sientes. 

Tal vez Dios quiere que nosotros conozcamos a 
unas cuantas personas equivocadas antes de 
conocer a la persona correcta, para que al fin 
cuando la conozcamos, sepamos ser
agradecidos por ese maravilloso regalo.

Una de las cosas más triste de la vida es
cuando conoces a alguien que significa todo
y solo para darte cuenta que al final no era
para ti y lo tienes que dejar ir.

Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra
puerta se abre, pero algunas veces miramos
tanto tiempo a aquella puerta que se cerro,
que no vemos la que se ha abierto frente a
nosotros.

Es cierto que no sabemos lo que tenemos hasta
que lo perdemos, pero también es cierto que no
sabemos lo que nos hemos estado perdiendo
hasta que lo encontramos.

Darle a alguien todo tu amor nunca es un seguro
de que te amaran de regreso, pero no esperes que
te amen de regreso; solo espera que el amor
crezca en el corazón de la otra persona, pero si
no crece sé feliz por que creció en el tuyo.

Hay cosas que te encantaría oír que nunca
escucharas de la persona que te gustaría que te
las dijera, pero no seas tan sorda(o) para no oírlas
de aquella que las dice desde su corazón.

Nunca digas adiós si todavía quieres tratar,
Nunca te des por vencida(o) si sientes que
puedes seguir luchando, Nunca le digas a
una persona que ya no la amas si no puedes
dejarla ir.

El amor llega a aquel que espera, aunque lo
hallan decepcionado, a aquel que aun cree,
aunque haya sido traicionado.
A aquel que todavía necesite amar, aunque antes
haya sido lastimado, y a aquel que tiene el coraje
y la fe para construir la confianza de nuevo.
El principio del amor es dejar que aquellos que
conocemos sean ellos mismos, y no tratarlos de
voltear con nuestra propia imagen, porque
entonces solo amaremos el reflejo de nosotros
mismos en ellos.
No vayas por el exterior, este te puede engañar,
No vayas por las riquezas, por que aun eso se pierde,
Ve por alguien que te haga sonreír, porque toma tan
solo una sonrisa para hacer que un día obscuro brille.

Espero que encuentres a aquella persona que te
haga sonreír.
Hay momentos en los que extrañas a una persona
tanto que quieres sacarlo de tus sueños y abrazarlos
con todas tus fuerzas.
Espero que sueñes con ese alguien especial,
Sueña lo que quieras soñar; Ve a donde quieras ir;
Sé lo que quieras ser; Por que tienes tan solo una
vida y una oportunidad para hacer todo lo que
quieras hacer.

Espero que tengas
Suficiente felicidad para hacerte dulce,
Suficientes pruebas para hacerte fuerte,
Suficiente dolor para mantenerte humana(o),
Suficiente esperanza para ser feliz
y suficiente dinero para comprar regalos.

Las personas más felices no siempre tienen lo
mejor de todo; solo sacan lo mejor de todo lo
que encuentran en su camino.
La felicidad espera por
aquellos que lloran,
aquellos que han sido lastimados,
aquellos que buscan,
aquellos que tratan.
Por que solo ellos pueden apreciar la importancia
de las personas que han tocado sus vidas.

El amor comienza con una sonrisa, crece con un
beso y muere con una lágrima.

La brillantez del futuro siempre será basado en
un pasado olvidado.

No puedes ir feliz por la vida hasta que dejes ir
tus fracasos pasados y los dolores de tu corazón.

Cuando naciste, tu llorabas y todos alrededor
sonreían, vive tu vida de forma que cuando
mueras tu sonrías y todos alrededor lloren.